sábado, 13 de junio de 2020

Emaus; De la Muere a la Vida

Columna de Opinión.
Emaus; de la muerte a la vida
Por
Carlos Ernesto Sánchez
El Abate Pierre, ante la muerte de un hombre en la calle y el abandono, grito con fuerzas que ese funeral, era el funeral de la vergüenza. Este sacerdote que llego a ser Diputado en  Francia, abierto a la acción  del espíritu y consecuente con su fe  y aplicando la sentencia de ver, juzgar y  actuar, no quedo en la denuncia de las injusticias y formo la organización, cuya misión impuesta por el amor, se dedica a consolar, promover, por medio del trabajo a todo hombre o mujer que requiera apoyo.
En Chile un grupo de jóvenes reunidos en los suburbios de Santiago, encabezados por José Aravena, dieron luz a comunidades de  vida. Creativos a ejemplo del Abate Pierre, se dedicaron a recuperar  materiales en desuso y abrir las puertas de sus traperías a quien golpeara a sus comunidades. Hoy están presentes en Santiago, San Bernardo, Talca, con sus camiones recolectando lo que se  desechan. Apoyan  y promueven   a drogadictos, alcohólicos, pobres sufrientes, seres sin esperanzas. Hoy viven comunidades   trabajando en la recuperación de lo que otros desechan. Viven bien, dignamente,   atentos a los signos de los tiempos. No solo recuperan bienes materiales sino hombres y mujeres, que por diversas razones terminan en la pobreza abandono, en  calles de la cuidad.
Son los descartados de la sociedad, como ha dicho el Papa Francisco. No son  Congregación religiosa, pero sin duda hacen vida las palabras de Jesús, el resucitado “Lo que hacéis a uno de estos a mi me lo hacéis” el Papa  ha dicho reiteradamente “     “La Paz es obra de Justicia” y este grupo de hombres encabezados por Pepe Aravena, Manuel Gavilán y otros  trabajan y son promotores de Justicia.
Todos podemos y debemos – así lo urge nuestro compromiso cristiano- apoyar de todas las formas posibles. Las Traperías son lugares  donde a precio módico se encuentra de todo, recuperado por hombres y mujeres que con su trabajo son seres dignos, plenos queridos y acogido con verdadero respeto y amor.
Los conozco. En momentos de cesan tía en Temuco, Región de la Araucanía, cuando había perdido todo, hasta la dignidad de mi mismo, abrieron sus puertas y no falto un plato de comida, cama, duchas y la alegría de la comunidad.
Recuerdo con cariño y agradecimiento a Alfonso Merillan, quien junto a otros  respeto mis tiempos de dolor y soledad. Esos fueron días maravillosos que jamás han salido de mi vida.
Con los años nos hemos encontrado con los Traperos en otros escenarios, defendiendo la vida, libertad, compromiso con los pobres y siempre vuelvo a recordarlos porque no con palabras, sino con hechos, aprendí a ser  hermano de todos, especialmente los sufrientes y marginados, envilecidos por esta sociedad de consumo, donde la entrega de uno mismo no es entendida por esta sociedad amante del dinero y poder sobre otros, especialmente los más pobres.
Escribo sobre los Traperos de Emaus, porque en esta hora de dolor tenemos la obligación de apoyarnos en la construcción de un mundo mas humano.
No bote aquello que en buen estado  es recuperable, puede cambiar vidas.
Siempre hay un miembro de la comunidad dispuesto a ir donde usted los llame para retirar sus donaciones.
Jesús expresaba “No hay amor más grande que aquel que da la vida por sus   hermanos.”
Y el mandamiento primero y más importante es” amaos unos a otros como yo los he amado” Sin duda una vara muy alta. No es amor a ídolos o iglesias y practicas piadosas. No es ser padre de nadie, sino hermano de todos a ejemplo del obrero de Nazareth.
La medida del amor es la justicia, la cual nos debe comprometer  con la realidad de nuestros hermanos, teniendo voz y presencia, a ejemplo del Abate Pierre en la política, la predica y el testimonio de vida.
Las comunidades  de Emaus, son hombres y mujeres, que luchan día a día, por Reino de Dios y su justicia. No importa sino proclaman con los labios el nombre del resucitado, pero sus corazones y acciones, hacen vida la palabra del hijo de Dios.
Lea esta columna y al conocer a los Traperos de Emaus,  vera que un trozo del paraíso se construye aquí y ahora.
Mi corazón y compromiso está con ellos, donde Dios marcha junto a los pobre y descartados de esta sociedad consumista.



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