lunes, 18 de mayo de 2009

CARLOS ERNESTO SÁNCHEZ

Aún con miedo
en las calles de Pudahuel
recorro
el mapa de cuero polvoriento y reseco, desmembrado
harapiento
de su territorio
en la jaculatoria de día y noche
suspiro y esperanza
grito
¡Y va a caer y va a caer!

Los comprando juntos
Ollas comunes
Colonias Urbanas
Comité de Cesantes
Comunidad de Base

Las noches de neumático ardiendo
el rostro de Pinochet crispado
mi dolor hundiendo el latón a golpes llamando más golpes
furia
explosiones
cables tendidos en el ancho de calle electrificadas
para la bota infernal milica

¡Y va a caer!

La radio su retumbar
sonoro
esperanza que la dictadura cayó
y más muertos
en el alarido poblacional

secuestrados
torturados
y los que no soltaron la piedra ni la botella bomba
defendiendo
algo más que la porción de tierra que recorro Pudahuel


***


Cine Roxi
mi mano tiritona de miedo
en el baño con spray escribió ¡Abajo la Dictadura!

Oscuridad en la sala
un beso y el manoseo susurrante
escondió mi temor

Camine cuadras
peregrinar clandestino
de panfletos
llamando a protesta
cayeron uno a uno en la larga fila de mi convocante
grito doliente

Y fui a todos los cementerios
escuche despedidas
consignas
claveles rojos
mire, me miraron, sonreímos, un beso, aquí estamos
nos alejamos sin decir nada más
y así de protesta en funeral
de calle a la cárcel
mojados
apaleados
arrastrados por el suelo

Las horas de Pinochet
se marcaban por las muertes de cada día
lo anunciaba con su paso carnavalesco
ambulancia
helicóptero
guardias
autos polarizados
sirenas aullaban apagando el desgarro del torturado
en clandestinos recintos.

Y porque siempre nos esperan en alguna esquina
Mi nombre es Carlos Ernesto Sánchez
digan que no regrese
que lo sepa el Padre Aldunate
tal vez me llevaron
no se guarde silencio
***
Desde siempre
la mar ha traicionado
me traiciono cuando solo de frente iba y volvía
ignorando mi soledad
el fuego de mi chimenea
las carnes desbordantes jóvenes que sudaban placer
de mis manos
culo y boca

La mar
no devolvió los compañeros
que el ruinruneante helicóptero
vomitó desde su entrañas
con un fierro
piedras
el vientre desunido, cortado por corvo militar

En esas y otras aguas aún están desaparecidos

La mar de Alfonsina
del nostálgico
enamorado
desdichado
poeta
Esa mar
vio el cuerpo de la Pato Egaña morir
una tarde cercana a la noche de navidad en Quintero
donde los soldados de la Fach
me llevaron a los hangares
para besarme y gemir en el oído de mi cuerpo veraneante de 17 años

allí murió Patricio Egaña
su sangre río de VIH
aliento contaminado de sudores y lágrimas
hombres hombres y más hombres
la Matilde Ladrón de Guevara
vestida de fucsia
piernas abiertas
carnes agonizantes y el sexo calvo
presagiando muerte
nada que el Pato Egaña pudiera desear, sino escapar, huir
un hombre
vivir.

Un golpe en la cabeza
y en el fondo de los roqueríos
se quedó
para siempre posando y que la contemplaran las alturas
murió el Pato Egaña
dignamente maricòn
bebido
drogado
culeado


muerto en las noches frías del mar quinterano

***
La noche en El Montijo
letanía de momentos
instante frente a las estrellas
a la vida
al tener para comer
menos – mucho menos- que un quejido para el amor

En El Montijo
no hay nada

Solo militares y carabineros
autos grises polarizados
y nuestros nombres susurrados de lista en lista
para la tortura
el enfrentamiento de muertos
previamente asesinados

Y en el bajo
donde un quejido blanco
inundo las entrañas
donde tomé la mano de un hombre y me arrepentí de besarlo
buscamos muertos
los que enterramos
y cubrimos
en porciones de tierra cuchareada temblorosa oscura

Un mulato
Apenas un niño
Esta embarazada
Es un simple anciano pobre
No lleva rostro
Y las balas y las balas y las balas y las balas

En El Montijo no hay nada
el agua se llevó para siempre
lo que dejaron los militares de Chile
despojos
huesos

No queda ni el aliento del hombre que no besé
Un delgado hilo de agua

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