martes, 12 de noviembre de 2019

Columna de Opinión

Coluna de Opinión

Por
Carlos Ernesto Sánchez

“La Iglesia es Pueblo”
Las justas demandas que el pueblo expresa de diferentes formas, se ven empañadas por hechos violentos, incendios,  saqueos y otras formas que sin duda alimentan odio. Vuelve a mi memoria el grito del Santo Cardenal Silva Henríquez “Destruyamos el odio, antes que el odio nos destruya”
Con dolor  constato como enajenados han ingresado a iglesias, parroquias, Catedral saqueadas, con mobiliario del recinto de culto, alimentan  fogatas de los alrededores.
Los que cometen este delito y sacrilegio, sin duda son aquellos que no conocieron la defensa que  hizo la iglesia en defensa de derechos humanos, en  días terribles de la dictadura.
La iglesia y sus agentes pastorales; Curas, monjas, consagrados, obispos y el mismo Cardenal, no solo defendieron a hombres y mujeres,  católicos,  sin preguntar nada, asumieron su defensa.
Bajo el alero de la Iglesia se levantaron ollas comunes, para alimentar a pobladores cesantes. Comprando juntos y solidariamente comprar alimento que luego  vendían a precios reducidos. Cada Iglesia o capilla fue lugar de refugio y consuelo para quienes éramos perseguidos.
Nadie que haya vivido ese tiempo doloroso, levanta su mano en contra de la Iglesia. Los chilenos somos agradecidos y no olvidamos  jamás lo vivido.
Cuando en las protesta en el centro de Santiago, pidiendo respeto por la vida, y el fin de la dictadura, aplaudida por la derecha, las puertas de la Catedral y de la Vicaria de la Solidaridad, estuvieron abiertas para protegernos, sin pedir nada a cambio.
Es cierto que algunos – demasiados- clérigos y religiosos vulneraron  derechos de menores, abusaron de ellos, pero no fue la iglesia en su totalidad. Mariano Puga cura obrero, Elena Chain religiosa, Blanca Rengifo religiosa, abogada de detenidos. José Aldúnate defensor de los DDHH, Roberto Bolton y tantos otros que han dedicado su vida acompañando a los pobres. Algunos de ellos pagaron con su vida la defensa de  víctimas de la dictadura.
No es momento de lamentarnos, sino de actuar, dando testimonio del papel que ha jugado la iglesia en la historia reciente de nuestro país.
Hoy muchos de estos religiosos consagran su vida y actividad diaria a atender  enfermos, ancianos, minusválidos, abandonados.
No solo se debe tener memoria para lo repudiable, sino también para reconocer y agradecer.
No debemos permitir que el odio militante, de algunos que proclaman su ateísmo, , instrumentalicen a nuestra juventud.

Repudio con la autoridad moral de haber vivido junto a otros los días terribles de la dictadura, todo atentado en contra de la Iglesia, porque todos especialmente el pueblo, somos Iglesia.

1 comentario:

  1. Hermoso y esclaorecedor comentario... queda claro que la naturaleza de la crisis que ha vivido el país durante el último tiempo tiene rasgos sociales, políticos, económicos, pero también Espirituales por parte de todos

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