El poeta es un verdadero artista de las letras. Es un verdadero artífice de la comunicación escrita. Pero tal maravilla, si bien tiene el poder de sumergir, conmover e hipnotizar a las personas, también tiene la complejidad de que necesita de una cierta "sintonía" emocional del lector para que éste pueda comprender en su totalidad lo que el poeta intenta transmitir.
Tal "sintonía" consiste en que el lector haya vivido tal vez alguna experiencia que lo haga identificarse con lo que el poeta escribe... O bien la capacidad de entrar en un estado semi- místico provocado por la forma en que el poeta armó su castillo literario. Esto último depende sin lugar a dudas de la capacidad del lector de conectarse con sus emociones. En otras palabras, un cierto nivel de Humanidad y empatía.
Sin embargo muchas personas ( y en esto también me incluyo) no alcanzamos a poseer tal nivel de emotividad para conectar con el mensaje del poeta y descifrar todo lo que el artista nos quiso transmitir con sus palabras.
En resumen, la sensación que queda es de leer algo maravilloso en la forma que fue escrito pero queda cierta percepción de no alcanzar a comprender en un 100 % la realidad que el poeta quiso describir. Quizás es por esta razón que uno no alcanza a valorar en toda su magnitud el verdadero significado del poema y por lo tanto de alguna forma falta esa "chispa" que gatilla el efecto Flujo del lector respecto al poema
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